Hace poco, Analia Jalil, mi maestra de Diseño Humano, me dio la oportunidad de compartir mi experiencia de autoconocimiento con Diseño Humano.
Hasta ese momento si bien era consciente de los grandes cambios que se habían dado en mi vida, no era consciente de TODOS los cambios que se habían dado en mi vida en un periodo de algunos años practicando auto-observación psicológica.
Y es que a medida que empecé a grabar mi experiencia yo misma me sorprendí de todo lo que había sucedido en mi.
Así que decidí compartirlo contigo también a través de este blog.
Empiezo diciendo que durante todos los años de mi vida que he practicado auto-conocimiento -más de 26 a la fecha- nunca había ido tan profundamente como lo he hecho y lo estoy haciendo con Diseño Humano. Me encanta. Esta herramienta me ha ayudado a saber lo que es lo natural en mí y también lo que no es.
Además, he logrado alinearme con mi Ser, conmigo misma, con lo ue ealmente soy. No desde un punto de vista mental o ideal.
A través del proceso de auto-observación puedo “ver”, reconocer cómo estoy diseñada, cómo es mi funcionamiento interior, cómo se dan mis procesos naturales innatos que conforman mi vida, y también reconocer el momento en el que estoy actuando fuera de mi propio diseño. No solamente ante la presencia de otras personas, sino también ante la influencia diaria, semanal o anual de los denominados neutrinos o información cósmica, como yo le llamo.
Auto-conocerme, como ya lo he mencionado anteriormente, es una experiencia trascendental, mágica en mi vida. Me ha traído muchísimos beneficios.
De hecho, mi salud, tanto física, espiritual, emocional, mental, material, financiera, han mejorado notablemente en los últimos años debido a que evito envolverme en situaciones, necesidades, expectativas que no tienen que ver con mi Ser. No es fácil, pero es necesario para mi bienestar y poco a poco lo he ido logrando.
Evito involucrarme en sentires ajenos, emociones que no tienen que ver conmigo. Mas bien, he aprendido a abrazar a mi melancolía, a verla como un espacio de encuentro conmigo misma, en donde mi creatividad sale a flote. A que no es ningún defecto. Por el contrario, es el espacio en donde tengo la oportunidad de ser creativa. Es parte de mi proceso creativo. Me encanta.
Tampoco sigo gustos o dietas que no van conmigo. Sigo mi intuición y lo que mi cuerpo me dice. De hecho, he aprendido a escuchar a mi cuerpo, a mis órganos internos que es donde está mi vida. Es muy interesante para mi ver, sentir, escuchar a mis órganos expresándose. Ahora estoy atenta a lo que ellos me “dicen”.
De hecho, puedo sentir ante la presencia de otros cómo mis órganos empiezan a funcionar, “a manifestarse”, de una manera distinta a como estoy diseñada. Puedo sentir el electromagnetismo de los que me rodean y cómo este afecta mi cuerpo, y con ello tomar acciones en pro de mi propia vida, de mi propio bienestar. Y esto es algo que puedo experimentar gracias a Diseño Humano. Y aun hay mucho por recorrer…
No me involucro en actividades, rutinas, haceres, repeticiones que no son propias. He aprendido a cuidar mi poca energía que tengo y a no malgastarla en acciones que no son saludables para mí.
Ya no ando aclarando dudas, inquietudes, necesidades mentales de los demás, ni respondiendo preguntas una y mil veces, ni hablando innecesariamente. Cuido mi garganta, no la fuerzo a hablar lo que no es necesario. Trabajo con grupos pequeños para no forzarla. Cuando estoy con otras personas, solo comparto mis experiencias de vida cuando me lo piden y comparto aquellas que considero que son útiles a la sociedad.
De hecho, tampoco me involucro en quereres o pasiones no propias. Cuido mi corazón. No me comprometo en nada que demande un sobre esfuerzo a mi corazón, ya que no tengo una fuerza de voluntad consistente. No me choqueo a mi misma. No permito que la “pasión” me doblegue. No, no. Aprendí a decir “hasta aquí” o “basta” según la situación.
Estoy aquí para hacer lo que puedo hacer y no lo que los demás creen que puedo hacer o lo que mi mente me hace creer que puedo hacer. He aprendido a recibir lo que la vida pone a mi disposición solo disfrutando el proceso. Esto me da mucha alegría. Me transforma y el éxito me sonríe.
He comprendido que no necesito competir ni conmigo misma ni con nadie. Y también he comprendido que no necesito demostrar mi valor a nadie. Ahora yo sé que valgo, que mi Ser vale mucho. Mi autoestima se ha elevado. Me basta con amarme. No tengo interés en andar demostrando mi valor.
Me di cuenta de que cuando yo no tengo el afán de andar demostrando mi valor y voy a mi propio ritmo y velocidad, lo demás empieza a ponerse a mi disposición. La vida fluye conmigo y yo con ella.
Auto-conocerme también me sirve para no iniciar cosas que después no voy a poder continuar o terminar, cosas que me demandan energía que no tengo. Ahora tengo mucho cuidado a la hora de decidir empezar a hacer algo. Evalúo mi disposición energética primero. Ya no soy “carrera de caballo parada de burro”, como dice una expresión popular. He comprendido que estoy aquí para iniciar cosas no necesariamente para concluirlas, con lo cual me he liberado del estrés que conlleva.
Soy capaz de reconocer el momento en el que esa fuerza ciega del impulso de la adrenalina me lleva a moverme y a salir disparada como un corcho de botella, como lo hacía antes. Ahora ya no hago eso o por lo menos en muchísima menor escala, escucho mas bien a mi sabiduría interior y no actúo ciegamente.
En este sentido, auto-conocerme me permite darme cuenta cómo actúo, desde dónde lo hago, cómo utilizo la poca energía con que cuento. Es muy interesante descubrir nuestro propio funcionamiento. He aprendido a andar suave, despacio, tranquila.
Aunque siempre he hecho las cosas que me gustan y porque me gustan; sin embargo, muchas veces lo hice atentando contra mi misma. Ahora lo hago acorde con mi ser, evito las expectativas, y lo disfruto mucho más, ya que voy a mi propio ritmo y velocidad. Simplemente disfruto la experiencia. Incluso “disfrutar la experiencia” es una experiencia distinta, siendo lo Que Soy. Y esta nueva forma de experimentar me da una nueva visión de la vida y perspectiva muy diferente de las cosas.
Poco a poco empecé a darme cuenta de mis necesidades cíclicas y de mi propio ritmo y ahora lo respeto. He aprendido a darme tiempo de descanso, tiempos de actividad, tiempos de experimentar, de quietud, etc.
He aprendido a darle descanso a mi cuerpo, a mi cerebro, a mi corazón, a mi estómago, y a mis demás órganos, el descanso que necesitan para que funcionen apropiadamente. Me levanto a la hora que mi cuerpo me dice “vamos arriba”, no a la hora que los demás piensan que debo levantarme. Mientras más descanso, mejor me va. Las cosas me llegan. Es así de mágico.
Por otro lado, dada también mi apertura mental, ya no permito que ideas o conceptos ajenos permanezcan en mi mente, ya que no es saludable para mi.
Cuido mis oídos y lo que ellos reciben. El silencio es mi mejor compañía. Procuro darle a mi oído izquierdo sonidos bajos así como voces dulces y suaves, y a mi oído derecho, silencio, así puedo captar el pulso de mi intuición.
No presiono ni permito que me presionen de ninguna forma. Hago preguntas sin esperar respuesta, y mucho menos una respuesta oral. He comprendido que existen varias formas de responder.
Asimismo, me sirve para tomar consciencia de “para quien estoy trabajando” siendo consciente de cada movimiento que doy. Ya no caigo en la trampa del sacrificio, como lo hice infinidad de veces. Aunque me gusta dar incondicionalmente, sin interés alguno, ahora lo hago sin sacrificar mi energía. Doy lo que puedo dar y no lo que los demás quieran que dé.
Tampoco regalo mi tiempo ni mi trabajo. De hecho, he aprendido a ponerle valor a mis actividades, a mi tiempo, a mi energía, a mi presencia, a mi sabiduría, a mi trabajo. Y realmente esto ha sido un gran cambio también para mí. Antes tenía miedo de cobrar lo que valen mis servicios. Tenía miedo de ponerle un precio a mi sabiduría a mi conocimiento a mi tiempo. Creía que si le ponía el valor que tienen mis hijos y yo nos moriríamos de hambre. Descubrí que no.
En cuanto a mis servicios profesionales, ya no me enfoco en atraer o tener cantidad de clientes, como lo hice antes, y que a lo único que me llevo fue a estresarme, agotarme, enfermarme. Me enfoco en mantenerme alineada con mi Ser y así me llegan clientes de calidad.
Eso lo vengo experimentando en los últimos años. Clientes que valoran lo que hago, me reconocen, me recomiendan, pagan mis servicios con gusto, etc. Es mágico.
De hecho mi relación con el dinero también ha cambiado por añadidura. No siento miedo de vivir en la escasez. No tengo miedo de gastarlo y lo hago responsablemente. Siento plena y total confianza en la vida como nunca antes. Comprendo que vivo en la abundancia y que la vida me trae lo que verdaderamente necesito. Y así lo experimento. Esto me permite proveer a mi familia con mucho gozo de espíritu.
Auto-conocerme me sirve para decir “no” y para alejar de mi vida todo aquello que no me da bienestar. De hecho, he alejado, y aun lo sigo haciendo, actividades, hábitos, medios de comunicación, redes sociales, libros, personas, etc., o todo lo que no tiene que ver con mi vida.
Asimismo, no dejarme llevar por el “tienes que”, “debes de” “deberías de”. De hecho, ya no sigo esas reglas, sino las mías propias. Antes no era así. Me dejaba influenciar externamente. He comprendido que solo mi sabiduría interior conoce mi vida. Es por eso que hoy me dejo guiar por ella. Y no ser una ovejita más del montón siguiendo reglas y estrategias ajenas. De hecho, reconozco que no soy ovejita, soy tortuguita, y me encanta serlo. Además, soy una tortuguita rebelde. Me encanta.
He aprendido a amarme a mi misma y a expresar mi individualidad libremente, sin temor. Muchas veces me catapulté a mi misma con el miedo a no ser aceptada, valorada o amada. Ya no me da miedo expresar lo que Soy, lo que mi alma siente. Me encanta llegar al Ser de los demás a través de mi propia Voz. Ya no me asusta expresarme libremente.
Desde mi alma y mi saber puedo decir lo que el otro necesita oír cuando me lo piden. Además, comprendo que puedo contribuir con la humanidad expresando lo que mi alma siente de diversas maneras: escrito, hablado, imágenes, videos, etc.
Ahora no tengo miedo de presentar una crítica o a rebelarme en contra de una autoridad abusiva. Si tengo que decir algo que contribuya con el bienestar de la sociedad, lo digo cuando me lo piden.
También he tomado consciencia de lo curiosa que soy. Me atraen las cosas nuevas, desconocidas, diferentes. En tal sentido, abrazo el cambio, lo espero, lo busco, lo disfruto.
Soy consciente de mi necesidad cíclica de empezar algo nuevo, un nuevo ciclo, una nueva etapa. Es una necesidad en mí. “A rey muerto, rey puesto” es una de mis expresiones. Esta necesidad cíclica me lleva a cambiar de posición los muebles de mi casa cada cierto tiempo, por ejemplo.
Igualmente he tomado consciencia de la quietud que necesita mi alma, mi ser. De ir suave, despacio. De estar en quietud para enfocarme. Dispersarme me desgasta. Lo he comprobado muchas veces.
Algo muy interesante que he notado es que cada vez que estoy en un lugar tomo consciencia de mi ubicación en el espacio, y tengo cada vez más consciencia de mi dirección en la vida.
Auto-conocerme también me permite conocer a mis hijos y respetarlos en su Ser, comprenderlos y amarlos como son. Algo muy bonito. Una experiencia muy bonita.
Ya no intento imponerles –ni a nadie- mi forma de ser. Respeto su forma de ser y la de los demás. Comprendo que existen muchas formas de Ser, así como de responder. He aprendido a conocer las diferentes formas de responder de mis hijos. Me encanta.
También conozco mejor a las personas. Me encanta esta parte porque las puedo conocer internamente solo con sentir su presencia, aunque no sea física. Además, puedo reconocer cómo las personas son influenciadas ante mi presencia así como también, y sobretodo, cómo ellas influyen en mí. Aunque ahora lo evito, claro.
He comprendido también que aunque los demás se hagan ideas o proyecciones sobre mí, son sus ideas y sus proyecciones. Yo estoy aquí para vivir mi propia vida, no la de alguien más. Y para vivirla con bienestar. En eso me enfoco usando la herramienta de autoconocimiento Diseño Humano y practicando auto-observación.
La utilidad del autoconocimiento en mi vida es valiosísima, con Diseño Humano, mucho más aún. Mi vida ha vuelto a ser mi vida. No puedo dejar de agradecer a la vida por la oportunidad que me ha dado de conocer esta fabulosa herramienta, y a Analia Jalil por compartirme su conocimiento y sabiduría.
Te invito a auto-conocerte. ¿Quieres? Mi Programa de Coaching Iniciatico puede ser para ti.
Tula Alcocer.
La tortuguita que dejó de ser águila.